miércoles, 30 de diciembre de 2009

De vuelo por el norte

Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Mateo 2:16

Ocurrió durante la Primavera… o el otoño. Lo cierto es que había tempestades de arena en la zona. Cuatro años antes de lo calculado por Dionisio, el 749 de la fundación de Roma, afirman los expertos según pistas en los Evangelios: “un dios que quiso también ser hombre”. Al que tanto en sus años infantiles como en la plena madurez de sus días de mortal se le atribuyen hechos propios de cuentos de hadas. Creamos o no en este Cristo, nadie puede negar su presencia e influencia en el imaginario popular, su importancia y peso universal… las historias tejidas alrededor.  ¿A que viene esto?  El auto avanza al este por el Highway 78 al norte de Georgia, entre bosques de pinos y alfombra de hojas secas, uno que otro centro comercial y, a intervalos, la puntiaguda torre de algún templo bautista. Ocurre durante el invierno, hay tormenta de frío en la zona y la época es también de celebración de cumpleaños. El mío, por supuesto. Y de los primeros recuerdos de oraciones memorizadas en mis años de infancia asoma: Herodes mandó a Pilatos, Pilatos mandó a su gente… que la inocencia te valga hoy día de Los Santos Inocentes. Y es que nací un 28 de diciembre. Y se acostumbra realizar bromas de toda índole. ¡Vaya bromita la de mis padres! Lanzarme al mundo en fecha en que se buscan primogénitos para degollar es de las mejores. Y si esa les parece buena, les digo que no me abandona la imagen vívida del momento mismo de mi nacimiento, noche en que un enjambre de lejanas voces salidas de las paredes es opacado por otras que cantan al compás de los tambores: Virgen de regla/ te llamo en mi canto/ virgen de regla de mi devoción./ Virgencita santa que estás en el cielo/ ¡cuídanos mi virgen! con tu protección./ Madrecita negra que estás en el agua/ que estás en la tierra y en mi corazón./ ¡Oh mi Yemayá! quítame lo malo/ quítame lo malo y échalo en el mar mientras borrosas imágenes se van definiendo y creo ver una mujer que sonriendo me recibe con los brazos abiertos al borde de una cama de pilares torneados. Pero qué les digo, inocentada mayor de la vida es el encontrarme celebrando mi cumpleaños en plena carretera una blanca navidad, con frío y todo, en zona de negros. Y recordar de las palabras de Luther King, Jr. "Yo tengo un sueño: que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales./ Yo tengo un sueño: que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad."  Y que ayer precisamente cené en uno de esos restaurantes chinos que preparan la comida a la vista de todos, cuatro cocineros al centro y los comensales en derredor. Estadounidenses blancos, negros, una pareja gay que celebraba su reciente enlace matrimonial, franceses, españoles, canadienses, hindúes, vietnamitas, mejicanos, salvadoreños, y los puertorriqueños que me acompañaban e invitaron a la cena, compartiendo todos como seres humanos sin prejuicios de índole alguna.

En el trayecto pienso en sueños por concretar: pasar a cuchillo las palabras, mis próximas novelas, mesa para tres en el mejor restaurante de Puerto Rico, con Saraí de invitada y comensal principal. Y la primavera de un Puerto Rico libre, los albores de su independencia política. ¡Que mi salud lo permita y pueda disfrutar el momento en compañía de quien ha cuidado de mi las pasadas dieciséis fiestas decembrinas: Rosin.

Llevaba ya semana y media sin conversar con ustedes, lo que me parece un exceso. Podría culpar a los aires de fiesta de estos días, la falta de temas (lo cual dudo mucho)… Pero no andamos buscando culpables. Surgió la oportunidad y alcé vuelo junto a Rosin. Y sigo en vuelo por el norte, ¡que si fuera el sur!... Así que por lo pronto no regreso al Caribe. Sé que la están pasando bien, de fiesta con sus familiares y amigos. No puedo negar que los extraño y es por ello la pausa, este blog ha sido una de mis grandes alegrías en el 2009. Hasta pronto… ¡Bienvenido el 2010 y sean bienvenidos más lectores!

Poema a leer:

Yo quiero pasar a cuchillo las palabras (Laura Gallego)

Yo quiero pasar a cuchillo las palabras,/ destrozar los brillos del cielo./ He tocado la muerte como un hombre cansado/ que sumerge una mano en el borde del río./ Pasar a cuchillo las palabras, esa es mi pasión./ Siento mi cuerpo como una fruta negra/ que siente temblar dentro la semilla del corazón./ Vi a Cristo en una tumba,/ un Cristo de brazos alzados/ que tenía aires cansados de calistenia./ Pensé otro día que Cristo se pudriría en la cruz,/ y la cruz se quedaría sola,/ y Cristo quedaría como una araña muerta/ comido de las hormigas en un rincón./ El pobre Cristo con su llaga de dolor en la cara/ era el mismo rostro de la miseria./ Yo sé que cada día me va cayendo el tiempo/ como un agua lenta de tinaja,/ como un agua lenta de tinaja./ A mi me importa poco que pase todo esto,/ es el tiempo comiéndose a si mismo,/ devorándose el vientre y mordiéndose el rabo./ Sin embargo otras veces se levanta una palma,/ se levantan mil palmas/ y no hay quién pueda cortar a machetazo el horizonte.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Fiesta en el Espino

                               Si no hubiera garzas blancas/ tras los montes de la Muerte,...

                                                                                              Pedro Casaldáliga



Navidad. La época evoca en cada quién emociones diversas. Y convoca fiestas. Yo, en mi breve ausencia he compartido con buenos amigos, de los que la vida brinda y el tiempo cultiva. Esa amistad que no se busca, surge, se encuentra. Espero que cada uno de ustedes lo logre con los suyos. Gracias mil por compartir conmigo su tiempo de lectura. ¡Felices fiestas decembrinas! Y ya que estoy hablando de fiestas, los Vargas volvieron a reunirse. Allá en el Espino, por tierras añasqueñas. Y por ende los Gerena, los Morales, los González, los Estévez, los Hernández, los Pérez… los que se me quedan… En fin, los casados o emparentados con algún Vargas, Morales, Gerena, González, Estévez, Hernández, Pérez, los que se me quedan y sus descendientes directos o por alguna carambola. La fiesta es costumbre desde el 2006 por iniciativa de mi prima Nelly y la ayuda del tío Millo y el comité de festejo creado por ambos. Primos, tíos, cuñados, nietos, sobrinos, parientes y dolientes…y uno que otro “pendiente” (tras las nalgas o el brazo y abrazo o el cuerpo entero, aunque a pedazos se disfruta) de algún familiar, recordaron travesuras, momentos felices (y los no tanto) y también a los ausentes, presentes por siempre. Esta vez no pude llegar, aunque se encargaron de que estuviera presente de alguna manera. Me contaron del lechón a la varita, la música, el rumbón de plenas, los chistes, los invitados… y una que otra indiscreción. Claro, si hay cómplices uno siempre se acaba enterando. La asistencia rondaba el centenar. Y disfrutaron de lo lindo. Por supuesto, estas reuniones hace años se llevaban a cabo el veinticinco y año nuevo, en la mañana con los Morales en casa de Mamá, y en las tardes en casa de Papito y Tita con los Vargas. Luego… la partida. Con los años se fue debilitando el amarre ante la ausencia de sus voces. Hoy, de algún modo la melancolía los trae nuevamente a mi. Los convoca una fiesta de recuerdos. No puedo negar que muy a menudo los siento vivos cuando deberían llevar muertos tantos años. No creo necesario advertirles de la locura que habita en este escritor. Han aparecido silenciosamente a mi lado en un mundo creado por la palabra, sensación de realidad en blanco y negro acompañada de fantasmas. Es que no he querido dejarlos ir, cosa que ni me duele ni pesa confesar. Aún comparto confidencias sin tener en cuenta lo que nos separa físicamente. Porque los abuelos empujaban al sol, finalmente lo obligaban a salir. Forzaban el día tras día. Y de tanto madrugar amanecía más temprano. Con la confianza total en lo dicho por ellos así lo creía. ¿Por qué no? Sobre todo si eran de lo que yo más quería. Así que en lugar de dudas tenía certezas. Será por ello que por estos días se me hacen tan necesarios como el aire que respiro. Necesarias sus mentiras, necesarias sus verdades, el abrazo festivo a mi llegada y el regaño por no llegar antes. Y es que todo en ellos era tan hermosamente contradictorio, eran de aquella “la generación del alcohol y la experiencia”, diría Rioyo. Se llevaron las sonrisas mejores de mi ingenuidad, acompañaron mis soledades, me enseñaron a observar con detenimiento el vuelo de la garza, estuvieron ahí para mí. No imaginan la alegría de este nieto al imaginarlos tan míos. Y son relevantes para mí sus detalles para conmigo, aquellas pequeñas cosas. Existió entre nosotros mucha complicidad, Papito y Tita de un lado y Mamá del otro. Siempre un catre esperando, que con la abuela se abría en la sala, con el abuelo y Tita en un cuartito. Y en ambos tenía mis colchas y mis almohadas. Y tuve mis cigarrillos y café, y largas conversaciones, y hubo cuentos… Y hubo historias. El abuelo conocía del Arcipreste de Hita y de José Angel Buesa (Con la simple palabra de hablar todos los días,/ que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar,/ voy diciendo estas cosas que casi no son mías,/ así como las playas casi no son del mar.), de republicanos y haciendas, de socialistas y nacionalistas, sembradíos de caña, liberales y unionistas. Sabía de Muñoz…pero más de García Méndez y los Ramírez de Arellano, de Nueva York y otros caminos… de amores habidos y los que no se lograron. Tita sabía del grito de los esclavos y de romper cadenas, sabía de espíritus, de fiestas de cruz, de rosarios cantaos y de bomba y plena, de fritangas de la más variada exquisitez… y de amor incondicional. Mamá, de viudez temprana, de hijos, de almudes y leña a cuestas, de Dios y sus promesas, de misas de domingo y misas de gallo, de velas a los santos… De mascaura de tabaco, humo de cigarrillos, café prieto colao y oraciones a sus muertos. Eran mis héroes. ¡Sabían tanto de esas cosas que no se pueden adoptar como pose! Y lo verdaderamente grandioso, en realidad extraordinario, es que no hubo que pagar la cordialidad… ni el amor ni el afecto. El cariño fue gratis.

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Vídeo de fondo:

Fiesta - Joan Manuel Serrat


viernes, 11 de diciembre de 2009

Luego de algunas andanzas: desahogos… y algo más


“Si tuviera que quedarme con un único fragmento de la historia de la literatura en el que se define la esencia de la condición humana me quedaría con el verso de Esquilo del Prometeo encadenado, en el cual Prometeo explica que ha insuflado en los hombres ciegas esperanzas”.       
                                                                                                                             Rafael Argullol


Claroscuros y silencio. Las seis y quince. Caía la tarde cuando llegué a la funeraria. Me abrí paso entre las decenas de personas que caminaban en busca de café y tentempiés. Al pronunciar ¡hola! de golpe y porrazo pasé a formar parte de aquel circo de malabaristas de la lengua y espectadores de un dolor que, aunque ajeno, de alguna manera trataban sentir como propio; lo aparente se levantaba preabriéndose a la ironía. Se hablaba de la gordura de algunos, la anorexia de otras, de vecinos, de la tunda de un Manny-suelto a Cotto, de los amoríos de Tiger Woods, de la votación mayagüezana y el abanderamiento de Barea,…y del difunto sus asuntos. Con la minuciosidad requerida nada esencial queda fuera entre tanto bienintencionado: cívica solemnidad. ¿Y el dolor… qué pasó con él? Pues lo que a diario, lo de tantas veces y en tantas otras cosas. Resignación (ese es el hecho, métele el pecho, resignación, cantan los mulatos del sabor). O cobardías. O complicidades. O indiferencias. O mezcla de todo lo anterior. Igual da. Ello no implica inocencia, y menos ingenuidad. Ajuste de cuentas. Vuelven a enterrar a Víctor Jara, el cantor de las masas chilenas y el gobierno socialista de Salvador Allende, a treinta y seis años del día que los golpistas pretendieron acallar brutalmente su voz. Y el autor de Te recuerdo Amanda esta vez no fue enterrado a escondidas sino acompañado por miles de camino al cementerio en un Santiago de otro tiempo, otras las circunstancias tras la pesadilla que por diecisiete años pareció no iba a tener fin. Un Chile distinto hoy. Y de la patria de José Gervasio Artigas (encarnando el sueño de utopías otrora derrumbadas, de cabello canoso en cabeza rebelde, de arrugas manifiestas en cicatrices contenidas), nos llega la buena nueva del triunfo de José “el Pepe” Mujica, el ex-guerrillero tupamaro, del brazo de Tabaré Vázquez y el Frente Amplio. Triunfo del Uruguay y la América Latina toda. Mientras, Aminetu Haidar trae nuevamente ante los ojos del mundo la lucha de los saharauis, el conflicto del Sahara Occidental por tan largo tiempo aplazado e ignorado. Y se escucha hasta doler el oído, desde los más distantes rincones, la crítica y reparos al Nóbel de la Paz otorgado a Barak Obama. ¿Qué ha hecho para ser merecedor del prestigioso galardón? ¿Propiciar con la presencia de su ejército la matanza de ancianos, mujeres y niños inocentes en suelo iraquí? ¿Movilizar más tropas y llevar hasta las últimas consecuencias la guerra a Afganistán? ¿Combatir el terrorismo con terrorismo porque el talibán que ellos mismos adiestraron (mientras luchaba contra la URSS fue para los Estados Unidos un libertador) resulta ser un desalmado sin escrúpulos? Cinismo a la máxima potencia. O se redujo el Nobel a premio de consolación por la derrota ante Lula por la sede de los juegos olímpicos. O ciega esperanza. ¿Y por acá, por el lar nativo? El Tribunal de Primera Instancia declara con lugar la demanda del Partido Independentista Puertorriqueño por los daños causados tras décadas de persecución (a través de la práctica conocida como “carpeteo”), práctica que intentó criminalizar la lucha independentista y desprestigiar y destruir a la organización y su liderato. Quizá algún día se verá con toda claridad hasta que punto la ramificación de esta trama conspirativa se reflejó en resultados electorales posteriores, y en el uso y control mediático orquestado contra la lucha por la independencia de Puerto Rico y los candidatos postulados por los independentistas. Candidatos serios, preparados, reconocidos defensores de los desposeídos, de los trabajadores, de los derechos de la persona humana, del no discrimen por preferencia sexual o religiosa; la compasión, la solidaridad, hombro con hombro en la calle, en el reclamo: compromiso comprobado a la saciedad en las luchas sociales. La verdad es que nadie va a negarlo. Y luego... la soledad, el escarnio, la espalda apuñalada… Y duelen los silencios porque incomodan o revelan. Al parecer, sin querer he movido el espejo retrovisor luego de algunas andanzas. Y pretendo dejar atrás lamentos, perversidades, fuegos apagados, desesperanzas, virulentos disgustos. Quizá lo voy logrando. Intento aprender a aprender, entender que me empuja más allá. Y aunque el paisaje se muestre desolador, por sobre la tiranía de lo que parecería ser real, imagino adelante haciendo señas triunfantes a quienes he acompañado en tantas batallas. Porque mi fe sigue siendo de este mundo… y porque soy amigo de mis amigos. Y por ello espero que la asquerosa complicidad entre exilados cubanos, FBI, funcionarios de Justicia y la Policía en asesinatos cometidos, y los planes de asesinar a otros por el mero hecho de defender la independencia de su patria (es por todos conocido, revelado en documentos desclasificados del FBI, un complot para asesinar a Juan Mari Brás, para la fecha Secretario General del PSP, y es conocido el asesinato de uno de sus hijos, y el de Muñiz Varela) sea llevada al menos ante el juicio moral del pueblo, aunque ese mismo pueblo sólo pase del asombro al aturdimiento. ¿Qué nos pasa Puerto Rico? ¿La excusa es lo que a diario? ¿Lo de tantas veces y en tantas otras cosas? ¿Resignación? ¿O cobardía? ¿O complicidad? ¿O indiferencia? ¿O mezcla de todo lo anterior? Igual daría. Ello no implica inocencia, y menos ingenuidad.


Poema de fondo:

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Al Compañero

La doméstica tregua de todas las tardes,

cuando el mantel de casa era un planeta de hule,

con países de migas y una mosca satélite merodeando el azúcar.

Con barcazas de pan que naufragaban siempre

y aquel casi llegar al borde de la taza,

con tu vieja o la mía tirándonos la bronca

por el pantalón roto o la lastimadura

y esa nuestra batalla que ellas no comprendían

ni comprendieron nunca.

Aquel mismo escenario, siempre diferente,

ejércitos de árboles como gigantes ciegos,

nuestra calle, que a veces fue río, otras puente,

abismos, montañas que iban y venían,

le pusimos al mundo nuestra geografía

y verjas que eran barcos piratas y en el puente,

capitanes con ojos de mil mares y vientos,

trabucos jazmines que disparaban aromas,

de la proa cargada con azahares, del cerco,

por aquellos marinos que fuimos, sin brújula ni puerto.

Y era tanta la magia de nuestra fantasía,

que la escoba dejaba su rincón de la hilacha,

la tremenda rutina de pelusas y hollines,

para transformarse, suelta al viento las crines,

en aquellos centauros de inocencia y paja.

Así era nuestra lucha, poblada de lirismos,

donde nadie moría, donde no se perseguía jamás a los caídos,

donde llegábamos en el último instante

para arrancarnos de las garras feroces del enemigo...

y éramos héroes, si, héroes,

de niños hay una forma tan azul de ver el heroísmo.

Héroes, que rendidos al caer la tarde,

cuando mandaban tregua nuestras madres,

cambiábamos la gloria por un tazón de leche.

Hoy, este diario, me trae tu rostro subersivo,

este diario que es un pájaro de humos y de muerte,

me trae tu rostro asesinado,

violeta de bronca, amarillo de injusticia y lo peor,

es que yo sé que a este diario solo le interesa la noticia.

Esta vez no se pudo compañero,

no pude llegar al último instante para decirte:

-¡ten cuidado, que están los perros del amo vigilando, vigilando,

que están los perros del amo, olfateando, olfateando,

donde encuentran un sueño, lo matan como a un pájaro! -.

Hoy no tenemos ni barcos ni caballos alados,

ni tampoco madera para héroes,

pero somos los hombres,

pero somos la historia que avanza paso a paso.

Hoy somos dos marinos con brújula y con puerto,

aunque digan que has muerto.

RAFAEL AMOR®