“Si tuviera que quedarme con un único fragmento de la historia de la literatura en el que se define la esencia de la condición humana me quedaría con el verso de Esquilo del Prometeo encadenado, en el cual Prometeo explica que ha insuflado en los hombres ciegas esperanzas”.
Rafael Argullol
Claroscuros y silencio. Las seis y quince. Caía la tarde cuando llegué a la funeraria. Me abrí paso entre las decenas de personas que caminaban en busca de café y tentempiés. Al pronunciar ¡hola! de golpe y porrazo pasé a formar parte de aquel circo de malabaristas de la lengua y espectadores de un dolor que, aunque ajeno, de alguna manera trataban sentir como propio; lo aparente se levantaba preabriéndose a la ironía. Se hablaba de la gordura de algunos, la anorexia de otras, de vecinos, de la tunda de un Manny-suelto a Cotto, de los amoríos de Tiger Woods, de la votación mayagüezana y el abanderamiento de Barea,…y del difunto sus asuntos. Con la minuciosidad requerida nada esencial queda fuera entre tanto bienintencionado: cívica solemnidad. ¿Y el dolor… qué pasó con él? Pues lo que a diario, lo de tantas veces y en tantas otras cosas. Resignación (ese es el hecho, métele el pecho, resignación, cantan los mulatos del sabor). O cobardías. O complicidades. O indiferencias. O mezcla de todo lo anterior. Igual da. Ello no implica inocencia, y menos ingenuidad. Ajuste de cuentas. Vuelven a enterrar a Víctor Jara, el cantor de las masas chilenas y el gobierno socialista de Salvador Allende, a treinta y seis años del día que los golpistas pretendieron acallar brutalmente su voz. Y el autor de Te recuerdo Amanda esta vez no fue enterrado a escondidas sino acompañado por miles de camino al cementerio en un Santiago de otro tiempo, otras las circunstancias tras la pesadilla que por diecisiete años pareció no iba a tener fin. Un Chile distinto hoy. Y de la patria de José Gervasio Artigas (encarnando el sueño de utopías otrora derrumbadas, de cabello canoso en cabeza rebelde, de arrugas manifiestas en cicatrices contenidas), nos llega la buena nueva del triunfo de José “el Pepe” Mujica, el ex-guerrillero tupamaro, del brazo de Tabaré Vázquez y el Frente Amplio. Triunfo del Uruguay y la América Latina toda. Mientras, Aminetu Haidar trae nuevamente ante los ojos del mundo la lucha de los saharauis, el conflicto del Sahara Occidental por tan largo tiempo aplazado e ignorado. Y se escucha hasta doler el oído, desde los más distantes rincones, la crítica y reparos al Nóbel de la Paz otorgado a Barak Obama. ¿Qué ha hecho para ser merecedor del prestigioso galardón? ¿Propiciar con la presencia de su ejército la matanza de ancianos, mujeres y niños inocentes en suelo iraquí? ¿Movilizar más tropas y llevar hasta las últimas consecuencias la guerra a Afganistán? ¿Combatir el terrorismo con terrorismo porque el talibán que ellos mismos adiestraron (mientras luchaba contra la URSS fue para los Estados Unidos un libertador) resulta ser un desalmado sin escrúpulos? Cinismo a la máxima potencia. O se redujo el Nobel a premio de consolación por la derrota ante Lula por la sede de los juegos olímpicos. O ciega esperanza. ¿Y por acá, por el lar nativo? El Tribunal de Primera Instancia declara con lugar la demanda del Partido Independentista Puertorriqueño por los daños causados tras décadas de persecución (a través de la práctica conocida como “carpeteo”), práctica que intentó criminalizar la lucha independentista y desprestigiar y destruir a la organización y su liderato. Quizá algún día se verá con toda claridad hasta que punto la ramificación de esta trama conspirativa se reflejó en resultados electorales posteriores, y en el uso y control mediático orquestado contra la lucha por la independencia de Puerto Rico y los candidatos postulados por los independentistas. Candidatos serios, preparados, reconocidos defensores de los desposeídos, de los trabajadores, de los derechos de la persona humana, del no discrimen por preferencia sexual o religiosa; la compasión, la solidaridad, hombro con hombro en la calle, en el reclamo: compromiso comprobado a la saciedad en las luchas sociales. La verdad es que nadie va a negarlo. Y luego... la soledad, el escarnio, la espalda apuñalada… Y duelen los silencios porque incomodan o revelan. Al parecer, sin querer he movido el espejo retrovisor luego de algunas andanzas. Y pretendo dejar atrás lamentos, perversidades, fuegos apagados, desesperanzas, virulentos disgustos. Quizá lo voy logrando. Intento aprender a aprender, entender que me empuja más allá. Y aunque el paisaje se muestre desolador, por sobre la tiranía de lo que parecería ser real, imagino adelante haciendo señas triunfantes a quienes he acompañado en tantas batallas. Porque mi fe sigue siendo de este mundo… y porque soy amigo de mis amigos. Y por ello espero que la asquerosa complicidad entre exilados cubanos, FBI, funcionarios de Justicia y la Policía en asesinatos cometidos, y los planes de asesinar a otros por el mero hecho de defender la independencia de su patria (es por todos conocido, revelado en documentos desclasificados del FBI, un complot para asesinar a Juan Mari Brás, para la fecha Secretario General del PSP, y es conocido el asesinato de uno de sus hijos, y el de Muñiz Varela) sea llevada al menos ante el juicio moral del pueblo, aunque ese mismo pueblo sólo pase del asombro al aturdimiento. ¿Qué nos pasa Puerto Rico? ¿La excusa es lo que a diario? ¿Lo de tantas veces y en tantas otras cosas? ¿Resignación? ¿O cobardía? ¿O complicidad? ¿O indiferencia? ¿O mezcla de todo lo anterior? Igual daría. Ello no implica inocencia, y menos ingenuidad.
Poema de fondo:
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Al Compañero
La doméstica tregua de todas las tardes,
cuando el mantel de casa era un planeta de hule,
con países de migas y una mosca satélite merodeando el azúcar.
Con barcazas de pan que naufragaban siempre
y aquel casi llegar al borde de la taza,
con tu vieja o la mía tirándonos la bronca
por el pantalón roto o la lastimadura
y esa nuestra batalla que ellas no comprendían
ni comprendieron nunca.
Aquel mismo escenario, siempre diferente,
ejércitos de árboles como gigantes ciegos,
nuestra calle, que a veces fue río, otras puente,
abismos, montañas que iban y venían,
le pusimos al mundo nuestra geografía
y verjas que eran barcos piratas y en el puente,
capitanes con ojos de mil mares y vientos,
trabucos jazmines que disparaban aromas,
de la proa cargada con azahares, del cerco,
por aquellos marinos que fuimos, sin brújula ni puerto.
Y era tanta la magia de nuestra fantasía,
que la escoba dejaba su rincón de la hilacha,
la tremenda rutina de pelusas y hollines,
para transformarse, suelta al viento las crines,
en aquellos centauros de inocencia y paja.
Así era nuestra lucha, poblada de lirismos,
donde nadie moría, donde no se perseguía jamás a los caídos,
donde llegábamos en el último instante
para arrancarnos de las garras feroces del enemigo...
y éramos héroes, si, héroes,
de niños hay una forma tan azul de ver el heroísmo.
Héroes, que rendidos al caer la tarde,
cuando mandaban tregua nuestras madres,
cambiábamos la gloria por un tazón de leche.
Hoy, este diario, me trae tu rostro subersivo,
este diario que es un pájaro de humos y de muerte,
me trae tu rostro asesinado,
violeta de bronca, amarillo de injusticia y lo peor,
es que yo sé que a este diario solo le interesa la noticia.
Esta vez no se pudo compañero,
no pude llegar al último instante para decirte:
-¡ten cuidado, que están los perros del amo vigilando, vigilando,
que están los perros del amo, olfateando, olfateando,
donde encuentran un sueño, lo matan como a un pájaro! -.
Hoy no tenemos ni barcos ni caballos alados,
ni tampoco madera para héroes,
pero somos los hombres,
pero somos la historia que avanza paso a paso.
Hoy somos dos marinos con brújula y con puerto,
aunque digan que has muerto.
RAFAEL AMOR®
Que bueno que se une otro bloguero independentista a la Red. Saludos y enhorabuena.
ResponderEliminarBienvenido Ramón. Hoy que te doy la bienvenida veo que se ha unido otro viejo conocido, lo de viejo porque lo vi crecer y hoy es un joven profesional, bienvenido tu también amigo Hiram.
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